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El desierto cuenta sus historias
Arena visible hasta donde llega la vista. Cada grano de arena del Sahara tiene una historia que contar. Es el tiempo triturado de macizos montañosos, mares, ríos de la Edad del Hielo. Con nueve millones de kilómetros cuadrados (cerca de 3,5 millones de millas cuadradas), el Sahara es el mayor desierto seco del planeta y se extiende desde el Atlántico hasta el Mar Rojo. Se formó hace tres mil millones de años y se ha inundado al menos ocho veces en el transcurso del tiempo. Incluso en la actualidad se pueden encontrar lechos de ríos secos en el paisaje: una señal de que en cierta época el agua fluyó por allí. Sin embargo, sólo un 10 % del Sahara es un desierto arenoso. Muchas zonas grandes están cubiertas de grandes rocas, ciénagas salitrosas, desiertos de gravilla y cordilleras, como las montañas Hoggar y las montañas Tibesti. En tres cuartas partes de la superficie del desierto no hay vegetación; el resto está formado por llanuras en las que plantas y animales se han adaptado a condiciones extremas. Durante el día hace calor y se alcanzan los 55 grados. Los oasis, que constituyen unos 200.000 kilómetros cuadrados (cerca de 77.000 millas cuadradas) de superficie, proporcionan condiciones de vida para apenas dos millones de personas.